sábado, 27 de marzo de 2010

Los primeros vencejos


El miércoles, dia 23 de marzo, encontramos los primeros vencejos revoloteando por el centro de Madrid, concretamente en la Ronda de Atocha. Era la última hora de la tarde y además estaba muy nublado, por lo que no pudimos distinguir si eran vencejos comunes (Apus apus) o vencejos pálidos (Apus pallidus); sin embargo, unos aleteos muy nerviosos de algunos ejemplares (o quizá las ganas de verlos) nos inclinaban a pensar que estaban ambas especies. Hemos pensado en pasar después por allí con más tranquilidad (cuando los vimos, íbamos conduciendo y apenas pudimos parar unos minutos) para confirmarlo, pero lamentáblemente no hemos podido hacerlo. Así que os animo a que os paséis por los alrededores de la Casa Encendida (algunos ejemplares se metían entre las bajantes del edificio) a disfrutar de su llegada. 
Los vencejos pálidos son muy raros en el centro de la península, pero curiosamente aquí, por la zona del Rastro y el Madrid antiguo, hay una colonia nada despreciable, cuyos integrantes, al principio de la primavera, se dejan ver por distintos puntos de la ciudad. Al principio parece complicado distinguir las dos especies, pero como conviven y se ven juntas, enseguida se adquiere experiencia y se nota que los pálidos tienen las alas más claras y la garganta también (este último detalle no sirve en verano, cuando salen del nido los jóvenes del común que también la tienen blanquecina)

lunes, 22 de marzo de 2010

Vertientes del arroyo de la Veguilla. Valdelaguna (M). 21-3-2010 // 650-720 msnm



 A menudo se piensa que los espacios de interés natural se limitan a la red de zonas protegidas y catalogadas oficialmente. Sin embargo, la naturaleza no conoce de límites territoriales y allí donde se la respeta no tarda en desplegar todo su potencial. La visita naturalista que realizamos el día de hoy tiene lugar en uno de estos enclaves. En principio, para visitante, el lugar carece de una relevancia mayor que la que pudiera tener cualquiera de los montes que se extienden por el centro de la península, pero a medida que se va reconociendo el terreno se advierte la presencia de elementos botánicos poco frecuentes. Entre ellos destacan:
Romerina (Cistus clusii). Una mata termófila excelentemente representada en la zona que recuerda al romero por su aspecto (mapa 1).
Labiérnago (Phillyrea angustifolia). Otra termófila de presencia excepcional, o casi, en estos lugares del sureste madrileño (mapa 2).
Endrino (Prunus spinosa). Arbusto por todos conocido, muy abundante en la sierra, pero bien poco frecuente por aquí.
Sarga negra (Salix atrocinerea). Sauce, ahora en flor, cuya única presencia, en el sureste de Madrid, a nuestro entender, se localiza aquí.
Aligustre (Ligustrum vulgare)
Madreselva (Lonicera implexa)


El entorno en el que viven estas singularidades es una vertiente de sustrato calcáreo orientada hacia el noreste, que se emplaza a escasos kilómetros, al sur del pueblo; un medio muy fragmentado con manchas de matorral y arbolado en alternancia con viñedos, olivares y otros espacios de cultivo recientemente abandonados (foto 1). El desnivel entre el fondo del valle y la coronación del páramo calizo es de unos 70 metros y a medida que se va ascendiendo se aprecia cómo se van haciendo cada vez más frecuentes los quejigos (Quercus faginea) hasta formar un hermoso y denso matorral con ejemplares de escasa edad en compañia de coscojas (Quercus coccifera), encinas (Quercus ilex) y aladiernos (Rhamnus alaternus), el último de los cuales emite sus primeras flores ya. En las zonas donde aún no ha progresado esta formación mixta se pueden encontrar las citadas romerinas, esparto (Stipa tenacissima) y otras matas como abrótano hembra (Santolina chamaecyparissus), tomillo salsero (Thymus zygis), mijediega (Dorycnium pentaphyllum), salvia (Salvia lavandulifolia), heliántemo ceniciento (Helianthemum cinereum), hierba pincel (Staehelina dubia) y retama (Retama sphaerocarpa) que se hacen particularmente frecuentes en aquellos lugares, antaño cultivados por ejemplo con vid, y que han sido recientemente abandonados (foto 2). Se asienta esta flora en un lecho rocoso calizo que es frecuentemente utilizado como material de construcción, la piedra de Colmenar (foto 3).


En niveles más bajos, donde el sustrato está constituido por arcillas, margas y conglomerados calizos (foto 4) los arbustedos tienen todavía una composición más variada, aportando el siguiente inventario:
Asparagus acutifolius 
Atractylis humilis
Bupleurum fruticescens
Cephalaria leucantha 
Cistus clusii, escaso
Coris monspeliensis
Crataegus monogyna
Daphne gnidium
Dorycnium pentaphyllum
Euphorbia nicaeensis
Fumana ericifolia
Genista scorpius con brotes de hojas y de flores
Globularia vulgaris
Helianthemum asperum?
Helianthemum cinereum
Jasminium fruticans
Lavandula latifolia
Linum suffruticosum con brotes de hojas
Lithodora fruticosa con flores (foto 5)


Phlomis lychnitis
Retama sphaerocarpa
Ruta montana
Salvia lavandulifolia
Sanguisorba verrucosa?
Santolina chamaecyparissus
Stipa tenacissima
Staehelina dubia
Teucrium capitatum
Thymus zygis con hojas nuevas
Thymus vulgaris con hojas nuevas
Algunos setos se generan a partir de espacios marginales en los que generaciones de labradores han amontonado los bloques rocosos que han ido apartando de sus campos. Aquí, ocasionalmente crecen árboles de buen porte (encinas, coscojas, almendros) que recrean condiciones forestales muy favorables como reservorios de flora. En estos lugares más o menos umbríos viven:
Bupleurum rigidum
Cratagus monogyna
Bryonia cretica brotado recientemente
Jasminium fruticans 
Lonicera etrusca, encontramos un ejemplar de más de tres metros
Opopanax chironium, empieza a brotar ahora 
Prunus dulcis, ahora lleno de flores
Rhamnus lycioides
Rosa micrantha
Rubia peregrina
Teucrium chamaedrys
Los caminos y sus cunetas cuentan también con su propia flora. Por ejemplo:
Marrubium vulgare 
Phlomis herba-venti
Plantago sempervirens
Salvia verbenaca
Santolina chamaecyparissus
Sedum sediforme 
Teucrium gnaphalodes, con hojas nuevas
Y en los baldíos que se dan al pie de la ladera florecen:
Erophila verna (foto 6)
Lamium amplexicaule
Muscari neglectum (foto 7)
Taraxacum obovatum (foto 8)
Thlaspi perfoliatum (foto 9)


Se puede decir que la comarca de La Alcarria tiene en estos parajes próximos a Chinchón uno de sus límites, concretamente el suroccidental. Desde aquí, esta sucesión de altos páramos calizos disectados por profundos valles se extiende hacia el este y el norte perdiéndose en la provincia de Guadalajara, que es donde encuentra su mejor expresión. Mientras los fondos de estos valles suelen contar con formaciones forestales ribereñas, los rasos que coronan esta comarca se caracterizan por la ausencia total de éstas. Por eso las cabeceras de los arroyos que inciden en estos páramos, cuando están bien conservadas, suponen espacios que aumentan la biodiversidad florística y faunística considerablemente. Tal es el caso del curso alto del arroyo de la Veguilla que acoge un interesante plantel de especies preferentemente ribereñas. Entre las de buen porte encontramos:
Arundo donax
Ephedra nebrodensis, con yemas florales engrosadas
Ficus carica 
Ligustrum vulgare
Lonicera hispanica, con hojas nuevas
Phillyrea angustifolia, con brotes florales
Phragmites australis
Populus alba
Salix atrocinerea, completamente cubierta de amentos amarillos
Scirpus holoschoenus 
Desde el punto de vista de la avifauna, la jornada se puede decir que ha resultado más bien sosa, dado que nos encontramos en esos días de transición entre la partida de los invernantes mediterráneos y la llegada de los migrantes transaharianos. En general se ven pocas aves, las más frecuentes son el zorzal común, típico de los olivares, la urraca, la curruca cabecinegra, el verdecillo y la cogujada montesina que canta desde el cielo rematando con vistosos descensos en picado. También está de parada nupcial una pareja de ratoneros a la que a lo largo de la mañana se une ocasionalmente un tercer ejemplar. A pesar de todo, como estamos varias horas por la zona y visitamos diversos ambientes, encontramos un buen listado de especies, con contactos en general escasos:
Cernícalo vulgar
Halcón peregrino R
Perdiz roja
Alcaraván R
Paloma torcaz R
Mochuelo R
Abubilla R
Totovía C
Golondrina común
Golondrina dáurica R
Bisbita común
Petirrojo R C
Mirlo común C 
Curruca capirotada R
Reyezuelo listado R
Herrerillo común C
Carbonero común C
Grajilla
Estornino negro
Pinzón vulgar C
Jilguero
Pardillo 
Triguero
C: cantos; R: reclamos
Los almendros están cuajados de flores (foto 10) y algunas sargas negras también. Como sabemos lo entretenido que es buscar insectos en estos ambientes florales, dedicamos un rato a dicha actividad, pero sin éxito. Están practicamente desiertos. Tan solo algún himenóptero desconocido y un sírfido (Episyrphus balteatus) han salido esta mañana nublada, pero no particularmente fresca. Una hermosa escolopendra de unos 10 cm de longitud se esconde apresuradamente cuando levantamos una piedra por un tropezón.







jueves, 18 de marzo de 2010

Nacen dos cachorros de lince en Jaén





Leemos en la prensa que el 13 de marzo de 2010 han nacido un par de cachorros de lince (Lynx pardinus), los primeros de la temporada, en el centro de cría en cautividad de La Olivilla (Jaén). Echando cuentas deducimos que como la gestación dura alrededor de 9 semanas sus padres debieron tener su periodo de celo hacia la primera quincena de enero. Damos aquí la noticia, además de para celebrar la continuidad de la población de este felino que es el más amenazado del planeta, para registrar estos hitos en nuestro blog, y hacer seguimiento de los acontecimientos naturales que suceden a nuestro alrededor. Imaginamos las camadas ocultas en recónditos parajes y pensamos en los cachorros que nacerán en los días venideros con toda una vida por delante.

martes, 16 de marzo de 2010

Valquejigoso. Villamanta (M). 14-3-2010 // 600 msnm.





Al oeste del río Guadarrama, sobre los terrenos detríticos que descienden desde la rampa serrana hacia el valle del Tajo, se extienden espléndidos encinares, a menudo adehesados, donde se dan cita interesantes elementos de flora y fauna (foto 1). Sin embargo, a pesar de la tentación de pasar unas horas caminando entre estas arboledas y arbustedos, decidimos echar la mañana en unas majadas recientemente abandonadas en contacto con campos de cultivo. Aquí las cogujadas comunes revolotean y cantan en actitud claramente prenupcial (si la cosa no ha llegado ya a mayores) y las abubillas se esfuman y aparecen en un campo de jaramagos en el que dichas crucíferas han alcanzado ya una talla considerable y hacia el mediodía exhalan un aroma a ratos agradable y en ocasiones empalagoso.
En estos medios abiertos (los que aparecen reflejados en primer plano en la foto 1), recientemente colonizados por retamas (Retama sphaerocarpa), cantuesos (Lavandula stoechas) y mejoranas (Thymus mastichina) merodean distintas especies de aves:
Perdiz común
Alcaraván
Mochuelo
Pito real
Totovía
Golondrina común
Bisbita común ya muy escaso
Petirrojo
Colirrojo tizón (se advierte un paso considerable de aves emparejadas, con machos increíblemente bellos)
Mirlo común
Zorzal común
Zorzal charlo
Curruca rabilarga
Mosquitero común
Herrerillo común
Carbonero común
Urraca
Estornino negro
Pinzon vulgar
Verdecillo
Jilguero
Pardillo común
Es cierto que el medio se encuentra muy fragmentado y esto atrae a muchas aves: cultivos que se acaban solapando con pastizales abandonados, matorrales más o menos densos que se confunden con manchas de encinar y vaguadas con sargas negras (Salix atrocinerea) y bardagueras blancas (Salix salviifolia) en cuyas riberas, al amparo de un ambiente algo más fresco y húmedo que el circundante, no es raro reconocer algún quejigo (Quercus faginea).
En la zona son particularmente frecuentes los verdecillos; se mueven en grupos de decenas de individuos muy cantarines y se les ve aquerenciados a la sombra de ciertas encinas, donde se conoce que encuentran protección y alimento. De vez en cuando se oye el reclamo de algún ratonero y reducidos grupos de torcaces vuelan de un lado a otro en distintos momentos de la jornada.
Hay ya algunas plantas herbáceas que florecen en la zona y la gran mayoría lo hacen precisamente en los removidos campos de cultivo:
Esparcilla (Spergula arvensis) (foto 2)
Maravilla silvestre (Calendula arvensis)
Hierba cana (Senecio vulgaris)
Zurrón de pastor (Capsella bursa-pastoris)
Jaramago (Diplotaxis catholica)?
Alfileres (Erodium cicutarium) (foto 3)
Lamio (Lamium amplexicaule) (foto 4)
Mibora (Mibora minima) (foto 5)

 
De todas ellas hay un par de ellas que a pesar de su pequeño porte son generadoras de paisaje, dando color a considerables extensiones de terreno (foto 6). Una de ellas es el jaramago que tiñe de amarillo muchas parcelas de la zona y otra es la diminuta mibora que a pesar de no alzar ni siquiera los 10 cm, adquiere tal densidad que acaba dando un tinte rojizo que es muy característico en las zonas arenosas del pie de la sierra. En la foto 6 se pueden ver en primer plano los jaramagos y detrás las tonalidades pardo rojizas generadas por la mibora. Comentar de la mibora que, como buena gramínea que es, emite una considerable cantidad de polen que da la mañana al autor de estas lineas.


Bajo las encinas florecen las ortigas menores (Urtica urens) y parece que están a punto de hacerlo las pamplinas (Stellaria media) que en la ciudad de Madrid ya muestran flores. Ambas, junto con otras de las que ahora sólo se reconoce al ahogagatos (Anthriscus caucalis), forman una comunidad vegetal de apetencias nitrófilas y esciófilas (amantes de la sombra) que aprovecha los excrementos de la fauna que descansa en verano a la sombra de las encinas y los desechos que éstas generan.
Pues bien, a pesar de esta relativa abundancia de flores los insectos apenas hacen acto de presencia: alguna mariposa Pontia daplidice, algún díptero (Bombylius, Eupeodes corollae, Eristalis tenax, tachínidos), alguna mariquita copulando y, curiosamente, ninguna abeja común.
Una de las plantas leñosas más interesantes, por su distribución, que se encuentran por la zona es la aulaga hirsuta (Genista hirsuta); una leguminosa muy espinosa y de porte arbustivo que ocupa cerradamente los claros de algunos encinares junto a la jara pringosa (Cistus ladanifer). En estos momentos la aulaga empieza a echar sus hojas y adquiere un verde esmeralda que desde finales de abril se mezclará con el amarillo intenso de sus inflorescencias.



lunes, 15 de marzo de 2010

Parque Nacional Tablas de Daimiel (CR). 13-3-2010.





La noticia de que Las Tablas se han cubierto nuevamente de agua, tras las intensas lluvias que han regado nuestra península en las últimas semanas, nos anima a un grupo de amigos a visitar nuevamente este interesante humedal manchego que teníamos casi olvidado.
Efectivamente, la zona se encuentra totalmente inundada como nunca antes la habíamos contemplado. Da gusto ver salir las aguas del Guadiana a raudales por los arcos del molino de Molemocho, ahora recién restaurado, y observar la llanura inmensa de la tabla desde la torreta del observatorio de Prado Ancho.
Desde primera hora de la mañana hasta que se hace de noche recorremos los tres itinerarios establecidos, en compañía de un numeroso gentío que como nosotros desea presenciar esta vuelta a su ser del Parque, tras la sequía y los incendios de los últimos años. 
La concurrencia de público no impide el avistamiento de aves; es más, algunos de los registros más interesantes se producen mientras pasan a nuestro lado grupos de personas a los que llama la atención nuestro entusiasmo por tener al lado, por ejemplo, una pareja de deliciosos bigotudos. Otras observaciones de aves que merece la pena destacar son: pechiazul, carricerín real, la primera curruca carrasqueña y el primer avión zapador de la temporada.
El listado total de especies observadas en la zona (con una valoración estimativa del número de aves que se han visto) es el siguiente:
Zampullín chico c. 20 r
Somormujo lavanco c. 10
Zampullín cuellinegro c.10 (cortejos nupciales)
Garcilla bueyera c. 20
Cigüeña común c. 20 (nidos ocupados)
Ánsar común c. 20
Ánade friso c. 20
Ánade real c. 200
Ánade rabudo c. 30
Pato cuchara c. 300
Pato colorado c. 30
Porrón común c. 500
Milano negro 80 en un grupo (en dormidero?)
Aguilucho lagunero c. 7
Ratonero 1
Cernícalo vulgar 3
Rascón 2 r
Polla de agua c. 5
Focha común c. 300
Avefría
Gaviota reidora c. 50
Gaviota sombría c. 50
Paloma torcaz c. 20
Tórtola turca 2
Martín pescador 1
Abubilla 3
Pito real 1
Cogujada común 10
Avión zapador 3
Golondrina común c. 30
Golondrina dáurica 2
Avión común 5
Bisbita común 20
Lavandera blanca 20 en dormidero
Acentor común 1
Petirrojo c. 5
Pechiazul 2 (plumaje casi nupcial)
Colirrojo tizón c. 5
Tarabilla común c. 20
Mirlo común 3
Zorzal común 3
Ruiseñor bastardo c. 5 C
Buitrón c. 7 C
Carricerín real 1C
Curruca carrasqueña 1
Mosquitero común c. 50 ( mosquiteros ibéricos?)
Bigotudo 7 r
Herrerillo común 3C
Carbonero común 3 C
Pájaro moscón c. 10
Urraca c. 30
Estornino negro c. 50
Gorrión común c. 20
Gorrión molinero 2
Verdecillo 2 
Verderón común 1
Jilguero 1
Escribano palustre 20
Triguero 20 C
Abreviaturas: c.: cerca; r: reclamos; C: cantos


viernes, 12 de marzo de 2010

Encinar de la Parra. Cenicientos (M). 10-3-2010 // 850 msnm


El encinar de la Parra es una finca cinegética de considerable valor ecológico que por fortuna para el visitante es posible visitar, gracias a que una carretera la atraviesa de parte a parte. Aprovechando la servidumbre de paso y la escasez de tráfico, hacemos un recorrido a lo largo de la pista asfaltada disfrutando de este bello entorno, casi más toledano que madrileño (foto 1, al fondo la sierra de San Vicente, ya en Toledo).
La zona está ubicada en el extremo suroccidental de la Comunidad de Madrid, dentro de la sierra de la Higuera, y es una de las elevaciones residuales que van quedando sobre la Rampa serrana (peña de Cadalso, peña de Cenicientos, sierra de San Vicente), según desaparece la sierra de Guadarrama hacia el suroeste y comienza más al norte, en paralelo, el imponente farallón de la sierra de Gredos. Está constituida por materiales graníticos que en muchos lugares presentan un considerable grado de alteración, lo que da lugar a arenizaciones frecuentes (foto 2). Los materiales resultantes del proceso de desagregación, caracterizados por su escasa cohesión y alta permeabilidad, se depositan formando navetas y vaguadas cuyo subsuelo es capaz de retener un cierto grado de humedad, lo que favorece la aparición de pastizales de hierba fina (Agrostis castellana), que poseen una gran belleza en verano por sus tonos dorados, y, por el contrario, expulsa a la encina. Estas condiciones determinan las características de un paisaje en el que se entremezclan roquedos, en su mayor parte tomados por el encinar y espacios de morfología más plana con claros donde predomina el pastizal.



Es en este último medio, ahora encharcado por las abundantes lluvias de este invierno, donde tiene lugar una de las floraciónes más llamativas de este momento, la de la romulea (Romulea bulbocodium) (foto 3). También destaca, ahora, la floración de los narcisos (Narcissus pallidulus) (foto 4) que tiene lugar entre el roquedo. Y, finalmente, la de la gagea (Gagea nevadensis) (ver foto en la entrada del día 1 marzo 2010), dado que ya por estas zonas del suroeste madrileño su presencia es poco habitual. Otras herbáceas que encontramos en flor son:
Maravilla silvestre (Calendula arvensis), en cunetas
Mastuerzo menor (Cardamine hirsuta), en pastizales
Alfileres (Erodium cicutarium), en cunetas
Hieba cana (Senecio vulgaris), en cunetas
Pan y queso (Teesdalia coronopifolia), en pastizales


La vegetación leñosa de la zona no destaca por su diversidad. Ya se sabe que estos encinares (foto 5) sobre suelos ácidos no son muy ricos en especies. Sin embargo, sí hay dos especies herbáceas, aquí muy bien representadas, que tienen gran interés por su escasa representación en el ámbito madrileño. Por un lado, la cebolla albarrana (Urginea maritima) (foto 6) que penetra tímidamente por el vértice suroccidental de la Comunidad, al amparo del suave clima de la zona (por aquí empieza a decaer el influjo de la continentalidad y las temperaturas se suavizan) y, por otra, la rara lechetrezna (Euphobia oxyphylla) (foto 7) que es un endemismo del centro y oeste de la península Ibérica. Las fotografías en ambos casos no hacen mucha justicia a las plantas en cuestión porque no se encuentran en flor; la primera no florecerá hasta el mes de agosto, cuando se marchiten sus, ahora, lustrosas hojas y la segunda, en cambio, lo hará dentro de aproximadamente un mes.


Básicamente, los aspectos florísticos más destacados son los comentados hasta ahora; si acaso, para rematar, hacer mención a una vivaz, común en la zona, que empieza a brotar por estas fechas, la peonía (Paeonia broteri). Con respecto a la fauna, resaltar ante todo la llamativa parada nupcial del águila real que con sus planeos y giros imposibles acapara la atención del naturalista durante un buen rato. Por el campo visual de los prismáticos cruza de vez en cuando algún buitre leonado, un buitre negro y varios bandos de pinzones vulgares en franca conducta migratoria. Al fondo, mientras tanto, se escuchan los graznidos de un cuervo y los cantos de totovías, carboneros comunes, herrerillos comunes, zorzales charlos y pinzones que se van haciendo menos frecuentes a medida que avanza la mañana. Al atardecer nuevos signos de migración. Por un lado, un par de escandalosos bandos de grullas, de aproximadamente un centenar de individuos cada uno, que se dirigen hacia el noreste y, por otro, algunos ejemplares de zorzal alirrojo que emiten desde el cielo sus característicos reclamos: tsii, inconfundibles.
El termómetro por la mañana marca dos grados y al mediodía apenas llega hasta 10. La actividad de los insectos es prácticamente nula, si acaso algunas hormigas, una Xylocapa y una mariposa atalanta (Vanessa atalanta) (ver ilustración, abajo). Sorprende ver una sarga negra (Salix atrocinerea) (ver ilustración en la entrada del día 7 marzo 2010) cargada de flores y sin una triste abeja, ni ningún díptero que ahora ya suelen ser frecuentes.
En las soleadas paredes de granito que dan al mediodía, sin embargo, sí son frecuentes las lagartijas ibéricas (Podarcis hispanica), incluso ejemplares jóvenes que apenas han crecido desde el verano pasado. Algunos machos en celo persiguen a hembras que huyen despavoridas.







domingo, 7 de marzo de 2010

Río Guadarrama. Villaviciosa de Odón. (M). 6-3-2010 //600m // Excursión "Ecologistas en Acción"


 A pesar de la amenaza de lluvia, salimos unas quince personas a dar un paseo naturalista por las encharcadas vertientes que dan al río Guadarrama, comprobando el resultado que ejerce la deforestación sobre el medio, desde el punto de vista de la erosión.
Primero visitamos un interesante encinar que cuenta con una buena colección de alcornoques (Quercus suber). Los ejemplares no son muy añosos (foto 1), pero sí ocupan una buena extensión de terreno. Conviven con unas misteriosas sabinas (Juniperus thurifera) cuyo origen desconocemos (foto 3). Se debate en el grupo acerca de si son naturales o si han sido plantadas, dada la relativa cercanía de la escuela de capataces forestales de Villaviciosa. Los ejemplares se encuentran en el límite de su área de distribución (ver mapa), pero según parece existe otro ejemplar en Boadilla del Monte, a menos de 10 km de distancia. Aunque no son muchas (apenas llegan a la decena), encontramos alguna cuyo tronco alcanza los 40 cm de diámetro.
En este ambiente adehesado, con pino piñonero (Pinus pinea) (foto 2), jara pringosa (Cistus ladanifer), etc, reparamos en que a nuestro alrededor la morfología del terreno es suavemente ondulada y está exenta de procesos erosivos significativos. El entorno aquí presenta un relieve bien diferente al que encontramos en la segunda parte de la excursión.
El sustrato sobre el que nos movemos todo el rato está constituido por las arcosas resultantes de la alteración de las rocas de la sierra que tuvo lugar en el Mioceno. Unos materiales de escasa consistencia que se erosionan con gran facilidad, como vemos en el barranco Hondo. La erosión remontante de los cursos tributarios del Guadarrama, unido a la deforestación propiciada por una agricultura centrada en el cereal determinan una red de drenaje jerarquizada en regueros, surcos y cárcavas, cuyo resultado es un paisaje parcialmente abrupto y lleno de recovecos donde se resguarda buena parte de la flora y la fauna de la zona. A lo largo de nuestro recorrido contemplamos cómo el barranco se va asilvestrando a medida que se vuelve más profundo hasta llegar a hacerse inextricable.
El suelo está tan embarrado con las lluvias de las últimas semanas que, al principio, nos resulta más cómodo caminar sobre el fondo de la cárcava, a pesar de que avanzamos sobre una fina lámina de agua. En poco tiempo nuestras vistas se limitan a unas empinadas laderas cubiertas de berceo (Stipa gigantea) con retama (Retama sphaerocarpa) y cantueso (Lavandula stoechas), especies que nos indican que si estas cuestas no sufrieran alteraciones, en un futuro no lejano, acabarían convirtiéndose en un encinar.
Sin embargo, ahora la cosa no está del todo mal, pues además de las consabidas perdices, mirlos y otras aves comunes, nos topamos con un búho real (Bubo bubo) que emprende el vuelo no lejos de nosotros.
Al llegar al río Guadarrama comprobamos que fluye bastante crecido, ocupando la franja de inundación periódica. Muchos árboles ribereños se encuentran dentro del agua; y no sólo sauces (Salix) (ver dibujo de Salix atrocinerea), sino tambien chopos (Populus) y fresnos (Fraxinus). La floración en algunos ejemplares de estas especies ya ha comenzado y en muchos casos destaca en la distancia con tonos anaranjados, como ocurre con los álamos blancos (Populus alba).





martes, 2 de marzo de 2010

Desde casa




Todos los años por estas fechas, una pareja de verderones (Carduelis chloris) van y vienen por las inmediaciones de mi casa que está situada en el centro de Madrid. Un jardincillo con unos cedros y una mimosa que todos los años malflorece por falta de luz se ve que es suficiente para esta pareja, a la que ya echaría de menos. Hace ya un par de semanas escuché sus reclamos desde casa y esta mañana, a primera hora, cuando aún no había amanecido del todo, he oido el primer canto, que a decir verdad le ha costado al macho elaborar. Los verderones comunes, al menos en el centro de la península, empiezan por estas fechas a emitir sus cantos (no confundir con los reclamos que se escuchan siempre), de modo que como hasta ahora no los había oido, me ha alegrado escucharlos y encima comprobando que eran mis precoces vecinos. Supongo que, como todos los años, sacarán adelante una nidada, que como todos los años me quedaré sin averiguar donde tenían el nido y, como todos los años, sin despedirse ni nada, se marcharán a algún sitio más favorable para que los jóvenes aprendan con sus padres cómo encontrar alimento.
Bien mirado, la trasera de mi casa, no es que sea Doñana, pero tiene cierta vidilla ornitológica. En los últimos días se nota que las aves empiezan a moverse tras la invernada y escucho desde mi estudio más pájaros que de costumbre: mitos, carboneros, agateadores, carboneros garrapinos, petirrojos, verdecillos y las gaviotas sombrías pasan muchas tardes sobre mi casa, camino, supongo, del embalse de Santillana. 
Las urracas llevan varios días construyendo sus aparatosos nidos sobre los olmos de Siberia.Se detectan fácilmente por el salpicado de ramitas dispersas, caídas accidentalmente, al pie de éstos que los delatan. Además, aunque son bastante cautas, no es raro verlas ahora volando con alguna ramita en el pico. 
Los mirlos supongo que también habrán construído ya sus nidos y algunos incluso tendrán ya huevos; pero, no sé, con el tiempo tan revuelto que está haciendo este año puede que la cosa se retrase.


lunes, 1 de marzo de 2010

Embalse de Pedrezuela. Guadalix de la Sierra (M). 830 m // 28-2-10




Un numeroso grupo de personas visitamos este embalse de la sierra madrileña con el fin de mostrar aves acuaticas a chavales (la foto del grupo es de nuestro amigo Manuel). La actividad se enmarca dentro de las salidas que periódicamente hacen las "Ecofamilias" de "Ecologistas en Acción". Recorremos la ribera meridional de esta interesante masa de agua y a lo largo del camino vamos registrando una serie de observaciones fenológicas. Vemos las primeras golondrinas comunes de este año; varios grupos reducidos que en una ocasión se nutre con la sorprendente presencia de una golondrina dáurica, también recién llegada de África. Además se escuchan los primeros cantos del pinzón vulgar (ver ilustración) que se entremezclan en las arboledas con otros ya frecuentes en esta época del año:
Herrerillo común
Carbonero común
Petirrojo
Chochín
Ruiseñor bastardo 
Desde el tejado de la iglesia que hay en el pueblo llega un incesante sonido de crotoreos. Sus autoras, las cigüeñas comunes, engalanan con su perfil los pináculos del edificio medieval. Las cópulas son ahora frecuentes.
Para el curioso, acabaremos de relacionar el listado de aves de la excursión. Las cantidades son orientativas y no indican más que un orden de abundancia:
Somormujo lavanco c. 10
Cormorán grande c. 20
Garza real 3
Ánade friso c.50
Cerceta común c. 20
Ánade real c.300
Pato cuchara c. 40
Porrón común 4
Milano real 1
Buitre leonado c. 10
Buitre negro 1
Aguilucho pálido 1m
Ratonero 1
Focha común c.50
Avefría c. 10
Andarríos grande 1
Gaviota reidora c. 7
Gaviota sombría c. 100
Paloma torcaz c.10
Cogujada común 2
Totovía 1
Golondrina común c. 20
Golondrina dáurica 1
Bisbita común 2
Bisbita alpino 1
Lavandera blanca c. 5
Chochín 1
Acentor común 1
Petirrojo c. 5
Tarabilla común 2
Mirlo común c. 5
Zorzal charlo c.10
Ruiseñor bastardo 1
Mito c.5
Herrerillo común c. 10
Carbonero común c. 10
Alcaudón real 2
Rabilargo c. 5
Urraca c. 10
Cuervo 2
Gorrión común c.20
Pinzón vulgar c. 70
Verderón común 2
Jilguero c.30
Escribano soteño 2
Escribano montesino 1
Triguero 3
 En esta zona venimos observando desde hace varios años un espectacular bando de jilgueros de unos 100 ejemplares que merodea por la cola del embalse. Era espectacular verlo evolucionar en vuelo mostrando intermitentemente sus parches alares amarillos. En esta ocasión había menos. Puede que, ahora que se acerca el periodo de celo, se esté desaciendo.
Por lo que a las plantas se refiere, no son muchas las que llaman nuestra atención. Vemos flores de:
Fraxinus angustifolia
Veronica persica
Gagea soleirolii ver foto tomada en La Cabrera (M) el 11.3.07
Erophila verna
Erodium cicutarium
Urtica urens