martes, 25 de mayo de 2010

Alrededores de Maliciosa. Navacerrada (M). 23-5-2010 // 1900 - 2227 msnm

El recorrido que hacemos hasta la cumbre del pico Maliciosa (2227 m) parte del puerto de Navacerrada; una zona muy concurrida por excursionistas, principalmente en fin de semana. Para evitar las aglomeraciones del camino principal, en cuanto alcanzamos cierta altura tomamos un camino que nos permite ir atrochando rumbo a nuestro destino por una zona más tranquila. La decisión enseguida nos depara una agradable sorpresa pues mientras escuchamos el canto de las aves de la zona oímos el ladrido de un corzo (Capreolus capreolus) (foto) que se pierde por estos piornales a una altitud de 2000 m. Llama la atención la atención su presencia en un medio tan deforestado como éste, si bien el límite del pinar aquí se encuentra a 100 metros de altitud por debajo.



A eso de las cinco de la tarde, cuando inexplicablemente estos montes quedan de nuevo desiertos de visitantes, tenemos ocasión de encontrar a otros ungulados: las cabras montesas (Capra pyrenaica). Si bien éstas son más dóciles y se dejan acercar. Llegan en gran número a estas horas al collado del Piornal (2070 m) seguramente a comer los restos dejados por los visitantes. En las fotos se puede comprobar que estos mamíferos se encuentran ahora pelechando, al desprenderse del pelaje invernal.



La avifauna local es escasa, pero interesante; está compuesta por las especies típicas de la alta montaña. Se advierte la ausencia de bastantes migrantes transaharianos que aún no han llegado a estos fríos parajes. Los insectos de los que se alimentan todavía no han comenzado sus ciclos porque sus plantas nutricias o están empezando a brotar o continúan en estado latente, a sabiendas de que aún son posibles buenas heladas nocturnas e incluso alguna nevada. Las especies que se observan y sus cantidades aproximadas son las siguientes (C=cantos):
Buitre leonado. 2 ex.
Buitre negro. 2 ex.
Águila culebrera 1
Águila calzada 1
Vencejo común. Varios bandos muy escandalosos de 50 a 150 individuos volando a veces a gran altura.
Totovía. 3 ex. C
Alondra común  c. 10 ex. C
Bisbita campestre. c.5 ex. C (foto 1)
Acentor común. c.20 ex. C. Construyendo nido. (foto 2)
Colirrojo tizón. 2 ex. C
Collalba gris. c.10 ex. C (foto 3)
Cuervo 2 ex.
Escribano montesino c.7 ex. C



Como se comenta la presencia de insectos en general es escasa, pero sí se ven algunas especies de mariposas. Además de la migradora esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum) que atraviesa estas montañas, observamos las siguentes:
Colias común (Colias crocea) 1 ex
Blanquiverdosa meridional (Euchloe crameri), común. (foto 4)
Sofía (Issoria lathonia) 2 ex. (foto 5)
Saltacercas (Lasiommata megera) 3 ex.
Manto bicolor (Lycaena phlaeas) 2 ex (foto 6)
Atalanta (Vanessa atalanta) 1 ex.



También vemos varias lagartijas roqueras (foto 7, macho y foto 8, hembra)




Uno de los aspectos más interesantes de la excursion tiene que ver con la geología local. No en vano el farallón rocoso de Maliciosa que se aprecia desde el sur a gran distancia se relaciona con el contacto de materiales graníticos y neísicos que se produce en esta zona y posiblemente con algún accidente de tipo tectónico. A lo largo de todo el recorrido nos encontramos con rocas metamórficas como el neis glandular (foto 9), que se caracteriza por tener unos cristales de feldespato de forma oblonga, englobados en una matriz de aspecto laminar constituída por cuarzo, feldespatos y micas. Son rocas muy antiguas (prehercínicas) cuyo complejo origen hay que buscarlo en una sucesión de procesos sedimentarios, metamórficos y volcánicos. 



En la cumbre fotografiamos los duros materiales que la forman (foto 10) y observamos filones de materiales claros vinculados a procesos tectónicos distensivos. A partir de éstos se intruyeron posteriormente los fluidos que darían lugar a las rocas filonianas (foto 11). Insistir en que los terrenos que pisamos son de naturaleza metamórfica y que llegan hasta aquí formando una cuña que queda rodeada por el oeste, el sur y el sureste por rocas graníticas.




El roquedo es el elemento predominante del paisaje en estas cumbres. Tan sólo en algunos lugares con cierta humedad donde la sedimentación ha dado lugar a un cierto espesor de suelo, hay densos pastizales de un color verde muy vivo, denominados cervunales (foto 21). En estos lugares ha finalizado ya la floración de Narcissus bulbocodium y en cambio no ha comenzado todavía la del cervuno (Nardus stricta), que es la gramínea que da nombre a esta comunidad de plantas. Aún así en estos encharcados lugares florecen: Pedicularis sylvatica (foto 12) y Ranunculus ollissiponensis (foto 13).



En el resto, el monte está cubierto principalmente por dos matas de porte bajo que tienen una gran capacidad de cobertura: el piorno (Citysus balansae) y el jabino (Juniperus alpina) (foto 14, a la izquierda piorno y a la derecha jabino, obsérvese su potente sistema radical que asoma debido al pisoteo). En los claros de este matorral florecen unas pocas especies herbáceas, aunque son sumamente abundantes:
Armeria caespitosa (foto 15)
Cerastium ramosissimum (foto 16)
Gagea nevadensis (foto 17)
Narcissus rupicola (foto 18)
y algún que otro Crocus carpetanus que está finalizando ya su periodo floral.



Los paisajes que se divisan desde estas alturas son extraordinarios, empezando por la imponente mole rocosa de Maliciosa (foto 19). Desde su cumbre hacia el norte se divisan: Guarramillas (2262 m), Valdemartín (2278 m) y al fondo la cima de Peñalara (2428 m) ya en la alineación de los Montes Carpetanos. Entre Guarramillas y Valdemartín se aprecia el arroyo de la Condesa, el nacimiento del río Manzanares (foto 20). Hacia el sur, durante todo el recorrido, se divisa la llanura formada por la rampa de la sierra (foto 21) con los embalses que en ella se alojan (en la foto el de Navacerrada y en primer plano un cervunal).








sábado, 22 de mayo de 2010

La Hiruela (M). 15-5-2010 // 1200 msnm



En el sector somoserrano del Sistema Central se dan condiciones de humedad ambiental que permiten la presencia de bosques relacionadas con ámbitos centroeuropeos; muy parecidas, por tanto, a las que viven en el norte de la Península. Como si se tratase de una banda vegetal que, procedente de Ayllón y el Sistema Ibérico, tuviera acceso a estos enclaves meridionales dominados por lo mediterráneo, conectando residualmente este territorio con Pirineos y con el resto de Europa. Las plantas que constituyen este grupo conforman comunidades que los botánicos denominan eurosiberianas, y suponen reliquias de la vegetación que en el pasado debió ocupar una mayor extensión en estas sierras. No sólo se trata de plantas sino también líquenes que encontramos en abundancia. Quizá el más llamativo sea la conocida Lobaria pulmonaria (foto 1), aunque también encontramos otros muy bellos aunque desconocidos para nosotros como una especie de Peltigera venosa? (foto 2).


En un recorrido que realizamos por los alrededores de La Hiruela encontramos a muchos de estos elementos iniciando ahora sus respectivos ciclos biológicos. Algunas de estas plantas, sobre todo las especies herbáceas llevan ya tiempo floreciendo. Siguen la estrategia de florecer antes de que salgan las hojas de los árboles y conviertan el estrato inferior en el que viven en una penumbra que perdura hasta el otoño. Algunas de estas especies de floración precoz las encontramos a lo largo de nuestro paseo; por ejemplo:
Fragaria vesca
Hepática nobilis (foto 3)
Ranunculus ficaria (foto 4)
Primula veris (foto 5)
Violeta (género Viola) FL
Narciso (Narcissus triandrus)


Las laderas de estos montes están cubiertas principalmente por robledales de melojo (Quercus pyrenaica) con ejemplares dispersos de roble albar (Quercus petraea). En estas fechas mientras en lugares favorables están empezando a salir las hojas de los robles en muchos otros emplazamientos aún se encuentran dentro de sus yemas. Empiezan también a abrirse las espatas de los aros (Arum cylindraceum), lo que hasta hace poco era Arum italicum. Algunas de las especies leñosas que encontramos en nuestra ruta son:
Codeso (Adenocarpus complicatus)
Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) (foto 6)
Brecina (Calluna vulgaris)
Estepa (Cistus laurifolius) 
Brezo blanco (Erica arborea), algunos en FL
Brezo (Erica scoparia), sólo 1 ex, ya en Guadalajara, con brotes florales
Enebro común (Juniperus communis)
Sabina (Juniperus thurifera) 1 ex.
Cantueso (Lavandula pedunculata)
Madreselva (Lonicera periclymenum)
Madreselva (Lonicera xylosteum), sólo un ejemplar estaba en flor
Pino albar (Pinus sylvestris) de repoblación
Endrino (Prunus spinosa)
Encina (Quercus ilex) 
Rosal silvestre (género Rosa)
Mostajo (Sorbus aria)
Serbal de cazadores (Sorbus aucuparia)
Morrionera (Viburnum lantana)

 
En las orillas de los cursos fluviales son habituales las saucedas de sarga negra (Salix atrocinerea) con abedul (Betula alba) y avellano (Corylus avellana) (foto 7). Es precisamente en este entorno de elevada humedad edáfica donde tenemos la suerte de encontrar al comienzo de su floración a la extremadamente rara uvas de raposa (Paris quadrifolia) (foto 8), una liliácea de flores características como se puede apreciar en la imagen.


En el medio ribereño las plantas leñosas que encontramos son:
Haya (Fagus sylvatica) 1 ex
Fresno (Fraxinus angustifolia)
Acebo (Ilex aquifolium)
Álamo temblón (Populus tremula)
Las aves que anotamos a lo largo de la jornada, bien de especies que vemos o que escuchamos (C=cantos), son las siguientes:
Buitre leonado
Abubilla
Pito real
Pico picapinos
Bisbita arbóreo C
Lavandera blanca
Mirlo acuático
Chochín
Petirrojo
Colirrojo tizón
Mirlo común C
Zorzal charlo 
Curruca mosquitera C
Curruca capirotada C
Mosquitero papialbo C
Reyezuelo listado
Papamoscas cerrojillo
Mito
Herrerillo común
Carbonero común
Trepador azul C
Agateador común
Pinzón vulgar C
Escribano soteño C



jueves, 20 de mayo de 2010

Arroyo Guatén. Yeles (TO). 14-5-2010 // 550 msnm

Las zonas de contacto entre los materiales evaporíticos de la Depresión del Tajo y los detríticos resultantes de la erosión del roquedo serrano son particularmente interesantes para la flora. El quimismo de los suelos que aquí concurren presenta particularidades derivadas de las condiciones ambientales de ribera que se darían por aquí en el Mioceno, cuando estos emplazamientos constituían la periferia de extensos humedales que se prolongaban hacia la actual llanura manchega. Es una lástima que buena parte de estos afloramientos se encuentren actualmente bajo la trama urbana resultante de la expansión del área metropolitana madrileña y sus poblaciones periféricas.
En la salida al campo que realizamos en esta ocasión teníamos interés en visitar una población de pítanos (Vella pseudocytisus) que hay al norte de Yeles, a muy pocos kilómetros de la Comunidad de Madrid. La encontramos accidentalmente hace ya unos años cuando llegamos hasta aquí atraídos por la avifauna de una pequeña laguna artificial (foto 1).



Desafortunadamente llegamos dos o tres semanas tarde y no podemos disfrutar de la hermosa floración de este áspero arbusto; nos tenemos que contentar con inflorescencias residuales que fotografiamos para nuestros lectores (foto 2).


El pítano es un ramificado arbusto que pertenece a la familia de las crucíferas; uno de los pocos que tienen este porte, pues la mayoría de sus especies son herbáceas. Es un endemismo ibérico que se diversifica en dos subespecies; una (paui) que se da sólo en Teruel y Zaragoza, y la que aquí nos ocupa (pseudocytisus) que vive exclusivamente en Madrid, Toledo y Granada (Orce). 
El asunto es que hasta la fecha, la bibliografia botánica sólo registra una población en el centro de la península que se encuentra entre Ontígola (TO) y Aranjuez (M), con lo que esta nutrida población de pítanos de más de mil ejemplares había pasado desapercibida. El medio es similar al de la finca Sotomayor de Aranjuez, un matorral abierto sobre suelo yesoso y algo nitrificado por la actividad ganadera (foto 3). Las matas que componen este matorral son:
Ontina (Artemisia herba-alba)
Jabuna (Gypsophila struthium)
Lepidio de hoja estrecha (Lepidium subulatum) FL
Sisallo (Salsola vermiculata)


El pastizal que cubre estas laderas que vierten sus aguas al arroyo Guatén está formado por un interesante y variado plantel de especies, principalmente herbáceas, que vamos anotando, asesorados por Juan Manuel Martínez Labarga (foto 4 con Paco Moreno junto a unos pítanos). Resaltamos con asterisco las más relevantes por su rareza:
Adonis aestivalis? FL
Androsace maxima
Asteriscus aquaticus FL
Asterolinum linum-stellatum FL
Astragalus incanus FL
Astragalus stella FL (foto 5)
Bombycilaena erecta FL
Bupleurum semicompositum FL (foto 6)
Calendula arvensis FL
Campanula erinus FL
Centranthus calcitrapa FL
Chaenorhinum reyesii FL
Clypeola jonthlaspi FR 
Crucianella angustifolia FL
Crupina vulgaris FL
Echinaria capitata FL
Ephedra distachya*
Erodium cicutarium FL
Filago pyramidata FL
Helianthemum ledifolium
Herniaria hirsuta subsp. cinerea? FL 
Launaea fragilis
Linaria simplex FL
Malcolmia africana FL
Neatostema apulum FL
Onobrychis matritensis FL 
Papaver dubium FL
Papaver hybridum FL (foto 7)
Peganum harmala
Phlomis herba-venti
Plantago afra FL
Platycapnos spicata FL
Polygala monspeliaca FL
Reseda phyteuma FL
Reseda stricta FL
Rochelia disperma* FL (foto 8)
Salvia argentea FL (foto 9)
Salvia verbenaca FL
Sanguisorba verrucosa FL
Serratula barrelieri?
Serratula flavescens* 
Sherardia arvensis FL
Sideritis hirsuta FL (comprobamos el finísimo aroma de sus hojas)
Silene conoidea FL
Silene nocturna FL  (como está atardeciendo y está nublado tenemos la suerte de ver sus flores abiertas) (foto 10)
Sisymbrium crassifolium FL
Sisymbrium runcinatum FL
Thapsia villosa FL
Xeranthemum inapertum FL
Zygophyllum fabago* (en un baldío próximo)


Los campos de cultivo que se encuentran en la vega (foto 11 y 12) se encuentran llenos de jaramagos (Diplotaxis virgata), espigadilla (Hordeum murinum) y amapolas (Papaver rhoeas) que comparten hábitat con especies típicas y habituales como:
Buglossoides arvensis FL
Cardaria draba FL
Coronilla scorpioides FL
Descurainia sophia FL
Ecballium elaterium FL (foto 13)
Eruca vesicaria FL
Galium tricornutum FL
Geranium dissectum FL
Glaucium corniculatum FL
Vaccaria hispanica FL


En la orilla de la laguna de Yeles crece una linea de tarayes (Tamarix gallica?) los cuales ahora empiezan a florecer. Junto a estos árboles hay especies de menor porte características en esta clase de medios ribereños como:
Malvavisco (Althaea officinalis)
Carrizo (Phragmites australis)
Junco de churrero (Scirpus holoschoenus)
Enea (Typha domingensis)
Entre las espesuras del sotillo canta continuamente un ruiseñor común y algo más retirado también un ruiseñor bastardo. La avifauna acuática es bastante exigua, tan sólo algún azulón y alguna polla de agua. De garzas se ven dos especies: garza real y martinete (foto 14). En invierno funciona aquí un dormidero con varios centenares de garcillas bueyeras y varias decenas de grajillas de las que ahora no observamos ningún ejemplar (no nos quedamos por esta zona al anochecer). Otras especies de aves que observamos por aquí son:
Perdiz común
Faisan vulgar (en Toledo cría por algunos lugares, aunque raramente)
Alcaraván
Vencejo común
Cogujada común
Golondrina común
Avión común
Buitrón
Papamoscas gris
Pájaro moscón
Alcaudón común 
Urraca
Gorrión común
Verderón común
Pardillo común
Triguero





jueves, 13 de mayo de 2010

Nuevo Baztán (M). 8-5-2010 // 800 msnm // Excursión Ecologistas en Acción


Hacemos un recorrido por los alrededores de Nuevo Baztán, atravesando primeramente los relieves horizontales que constituyen el páramo o alcarria de esta zona, después por las laderas resultantes del encajamiento de la red fluvial, que aquí vierte al Tajuña, y finalmente llegamos al arroyo de la Vega.
En la primera parte de la excursión observamos la plataforma horizontal constituida por las calizas del páramo, unos materiales resistentes a la erosión que bajo determinadas condiciones climáticas dieron lugar a unas características arcillas rojas, hoy día dedicadas profusamente al cultivo de cereal (como medio llovía, todos nos llevamos a casa recuerdo de estos barros en la suela de nuestras botas) (foto 1).


Dado que los materiales subyacentes bajo las calizas son más blandos que éstas, la erosión fluvial ha labrado en toda la cuenca del Tajuña una red de vallejos, barrancos y torrenteras que otorgan una fisonomía particular al paisaje (foto 2).


En estas irregulares vertientes se asienta un esbozo de lo que debió ser la vegetación natural de la zona, una masa forestal presidida por encinas (Quercus ilex) y quejigos (Quercus faginea) (FL) de la que sólo quedan bosquetes achaparrados intercalados con manchas de arbustedo, donde se reconocen:
Espantalobos (Colutea hispanica) FL (foto 3
Majuelo (Crataegus monogyna) FL
Torvisco (Daphne gnidium)
Aulaga (Genista scorpius) FL
Heliántemo ceniciento (Helianthemum cinereum) FL
Jazmín silvestre (Jasminium fruticans) FL
Hierba de las siete sangrías (Lithodora fruticosa) FL
Madreselva (Lonicera etrusca)
Coscoja (Quercus coccifera) FL
Aladierno (Rhamnus alaternus)
Espino negro (Rhamnus lycioides) escaso
Romero (Rosmarinus officinalis) FL
Hierba pincel (Staehelina dubia)
Tomillo (Thymus vulgaris) FL


En los claros de este matorral y en algunos pastizales propiciados por el ganado lanar florece ahora una gran cantidad de plantas herbáceas de las que seleccionamos algunas; por ejemplo:
Aristolochia paucinervis
Aristolochia pistolochia
Cynoglossum cheirifolium
Euphorbia serrata
Globularia vulgaris
Lathyrus cicera
Muscari comosum
Neatostema apulum
Ophrys speculum
Ophrys sphegodes (foto 4)
Salvia verbenaca


Por la tarde visitamos un tomillar con gran cantidad de zamarrilla lanuda (Teucrium gnaphalodes) y junquillo (Aphyllantes monspeliensis), situado en medio del páramo, para constatar la presencia de Orchis papilionacea (se pueden ver fotos de esta orquídea en la penúltima entrada de este blog). Aquí vemos las primeras flores de este año del lino azul (Linum narbonense). De camino, bordeamos unos campos de cultivo en cuyas lindes florecen multitud de especies que hacen el paseo más entretenido. Entre otras:
Asperula arvensis
Adonis aestivalis (foto 5)
Astragalus glaux (foto 6)
Biscutella auriculata
Buglossoides arvensis
Coronilla scorpioides
Euphorbia helioscopia (foto 7)
Fumaria officinalis
Galium tricornutum
Linaria hirta
Neslia paniculata
Papaver dubium
Plantago lanceolata
Platycapnos spicata
Poa bulbosa
Ranunculus arvensis (foto 8)
Rapistrum rugosum 
Roemeria hybrida
Scandix pecten-veneris
Sherardia arvensis
Vicia monantha
Vicia sativa


En un baldío abandonado encontramos además la bellisima Centaurea triumfetii (foto 9) que estamos acostumbrados a ver sólo por la sierra de Guadarrama y otra compuesta muy poco frecuente la modesta Micropus supinus (foto 10) que determina nuestro compañero Juan Ma M. Labarga. Nos llevamos a casa un ejemplar de esta especie para conocerla mejor y observamos sus curiosas inflorescencias sedosas durante la floración, pero que en cuanto son fecundadas desarrollan una estructura espinosa, imponente al microscopio.


La jornada va concluyendo y poco a poco cae la noche sobre estas planicies del páramo. A veces pisamos la hierba mojada y nos llega el agradable olor de los aguijones (Scandix australis), una umbelífera de pequeño porte. Entre las mieses escuchamos los reclamos del sisón y la codorniz (casi imperceptibles los primeros y claros y alegres los de la codorniz). Además, cuando chispea, las golondrinas sobrevuelan al ras del verde cereal denunciando la presencia de invisibles insectos. A lo largo del día hemos ido anotando las aves con las que topábamos y al final sale un buen listado, propio de estas fechas en las que muchas aves se encuentran en migración. Lo más relevante son unos buitres leonados, un par de picogordos y algún piquituerto que se escucha en un pequeño pinar de repoblación. El resto son las siguientes:
Milano negro
Azor
Cernícalo vulgar
Perdiz común
Paloma torcaz
Tórtola común
Vencejo común
Abejaruco
Abubilla
Pito real
Terrera común
Cogujada común
Golondrina dáurica
Avión común
Ruiseñor común
Tarabilla común
Mirlo común
Ruiseñor bastardo
Zarcero común
Curruca mirlona
Curruca capirotada
Mosquitero papialbo
Mito
Herrerillo común
Carbonero común
Oropéndola
Alcaudón común
Arrendajo
Urraca
Grajilla
Estornino negro
Gorrión común
Gorrión molinero
Gorrión chillón
Pinzón vulgar
Verdecillo
Verderón común
Jilguero
Pardillo común
Pardillo común
Escribano soteño 
Triguero
Este último lo encontramos con unas ramitas en el pico, señal inequívoca de que está construyendo el nido.