miércoles, 14 de abril de 2010

Viaje a la península de Tres Forcas (Marruecos). 28-3 al 3-4-2010. (2)

En la entrada anterior describimos someramente algunos aspectos geológicos del extremo norte de la península de Tres Forcas y además comentamos también algunas observaciones relacionadas con los organismos marinos que viven en el litoral rocoso. En ésta nos vamos a centrar en la flora que hemos ido observando en nuestros paseos por los alrededores de Tibouda y Charrana.
Primeramente, volver a comentar la llamativa deforestación de gran parte de este territorio (fotos 1 y 2), un malpaís, árido como el que más; batido por los vientos y sin apenas asomo de material edáfico, en el que a pesar de todo viven con comodidad el rascamoños (Launaea arborescens) (foto 3) y otras cuantas plantas más, entre las que destaca ahora por su bella floración una bulbosa, la patita de burro (Gynandriris sisyrinchium) (foto 4).



Sin embargo, no todos los paisajes presentan la aridez de las fotos anteriores. En este enclave montañoso del norte de África son frecuentes los valles modelo foto 5, tomada en Tibouda, donde las zonas altas presentan un menor grado de ocupación vegetal y los fondos de valle, al contar con algo más de suelo, se cultivan de forma poco intensiva, permitiendo la convivencia con pastizales (foto 6), formas más o menos avanzadas de matorral y setos (foto 7, seto con araar, calicotome y algarrobo). De todas formas, cuando ascendemos a aquellas zonas elevadas nos percatamos que las plantas aquí tampoco escasean ni en variedad ni en cantidad y que además a menudo esconden elementos de interés como la jarilla (Cistus heterophyllus) (foto 8).



En algunos enclaves la vegetación muestra procesos de regeneración vegetal. Atisbos de lo que ésta debió ser en su día (foto 9); probablemente un matorral de araares (Tetraclinis articulata) (foto 10) y lentiscos (Pistacia lentiscus) (foto 11), enriquecido por un cortejo de matas, arbustos y herbáceas entre las que encontramos:
Junquillo (Aphyllantes monspeliensis)
Erguén (Calicotome intermedia) FL (foto 12)
Algarrobo (Ceratonia siliqua) FL
Jara macho (Cistus creticus) FL (foto 13
Torvisco (Daphne gnidium)
Brezo (Erica multiflora)
Gatosa (Genista tricuspidata) FL (foto 14)
Rascamoños (Launaea arborescens) FL (foto 15)
Alhucema rizada (Lavandula dentata) FL (foto 16)
Cantueso (Lavandula stoechas) FL
Acebuche (Olea europaea) FL
Cornical (Periploca angustifolia) FL-FR (foto 17)
Tomillo (Thymus hyemalis) FL (foto 18)
Aulaga (Ulex parviflorus)



El campo en esta zona, aunque no está sometido a los perjuicios de una alta densidad de población sino todo lo contrario, es un medio muy transitado, bien por personas o animales. A lo largo de nuestos paseos siempre divisamos a algún paisano en lo alto de una peña, a algún burrito no muy alejado de su dueño, a algunos chiquillos trasteando por una ladera o a grupos de dos o tres agricultoras que recogen las malas hierbas con sus propias manos en diminutos cultivos instalados en lugares imposibles. De este modelo de explotación resultan distintos tipos de pastizales, bien en los claros del matorral, bien en espacios baldíos o bien, en los fondos de valle, en las inmediaciones de los campos de labor. Las herbáceas que aparecen en estos lugares, en su mayor parte deben cumplir ahora su ciclo reproductivo, con lo que el campo se muestra verde y florido. De este grupo anotamos las siguientes plantas:
Atractylis cancellata
Bituminaria bituminosa FL
Dipcadi serotinum FL
Lamarckia aurea FL
Lobularia maritima FL 
Neatostema apulum FL
Orobanche ramosa FL (foto 19)
Paronychia argentea FL
Rumex bucephalophorus FL
Sherardia arvensis FL
Tulipa sylvestris? FL
Urginea maritima
El contenido de esta entrada continúa en la siguiente


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